Partamos de esta máxima de Albert Einstein, un concepto tan trillado como actual. Y de verdad no se me ocurre ni una sola actividad que hoy no esté tensionada hasta el extremo y más, el contexto de pandemia nos dejará con consecuencias tan variadas y transformadoras como inciertas.
Indudablemente éste inédito planeta detenido genera un contexto singular del que cada uno de nosotros haga su propia lectura y apuesta a un posible resultado final sabiendo de antemano que será impredecible, infinitamente más que ponerle fichas a un pleno en la ruleta.
Pero también hay certezas, hay situaciones de contexto que son muy claras. La propuesta de esta nota, que a diferencia de la línea de contenidos habituales de nuestro Blog aquí se exponen apreciaciones y referencias personales, buscamos identificar algunas de esas certezas para convertirlas en activos de valor que jueguen en nuestros equipos, así en ese muy incierto día después, nuestro balance de los días en cautiverio intente un resultado positivo.
La historia nos enseña con sus ejemplos, hacia 1606 cuando la peste bubónica comenzó a hacer estragos en Londres, William Shakespeare con 42 años escribió algunas de sus obras más famosas, King Lear, Anthony y Cleopatra, y Macbeth, la tragedia sobre el general que llega al poder tras asesinar a sus adversarios y sume a Escocia en el caos de la guerra, o la que para muchos sería su obra maestra. Años más tarde, en 1665, otra vez la peste bubónica obligó a cerrar la Universidad de Cambridge, entonces el joven profesor Isaac Newton se muda al campo, y durante esa cuarentena produjo uno de sus mejores descubrimientos, el análisis matemático o ‘’calculus’’, desarrolló sus innovadoras teorías sobre la óptica, y escribió sus ensayos sobre lo que más tarde sería su famosa Teoría de la Gravedad. Y finalmente aportar un dato de color, contarles que en el aislamiento de 1348, el escritor Giovanni Boccaccio compuso El Decamerón, una colección de novelas sobre amigos que se cuentan historias de elevado tono erótico mientras conviven todos juntos en una cuarentena obligatoria.
Pero volviendo a 2020, lo primero que me viene a la mente en formato de activo de valor es haber recuperado tiempo para las cosas importantes. Quizás la única urgencia que hoy gestiono tiene que ver con honrar los compromisos asumidos, pero éste parate total de nuestra industria aniquiló las mil urgencias cotidianas que debía resolver, y por primera vez en muchísimos años me descubro sumergido en trabajos intelectuales por horas y horas ininterrumpidas armando complejas construcciones que para mi sorpresa resuelvo en tiempo récord, y tan solo porque un buen porcentaje de mi consciente está disponible de contínuo para la tarea que me ocupa.
Otra fortaleza derivada de la cuarentena es lo extraordinariamente “proactivo” que resultó ser Covid-19 en el proceso de transformación digital, ya se reconoce a este virus como el principal agente de promoción para la adquisición de tecnologías. Así quedaron expuestos con implacable evidencia los dos hemisferios de un mismo contexto: aquellos que estaban preparados, y felices ahora solo buscan profundizar el modelo. Y los que no lo estaban, pues no tuvieron una mínima oportunidad de permanecer en actividad. Podemos inferir entonces que los grandes ganadores del contexto son aquellos cuyas propuestas de valor se basan en tecnologías digitales (como sistemas de gestión online para agencias de viajes, CRM Turísticos o Marketing digital).
No puedo dejar de mencionar la forma más evidente de salir fortalecidos de este procesos en el que los tiempos optimizados nos permiten el espacio de leer, aprender, y adquirir nuevos conocimientos. En mi caso recurrí a Udemy, un sitio de e-learning especializado en tecnologías digitales donde me compré un curso de 40 horas por usd 9.99 sobre Microsoft Power BI. O lo que considero al cortísimo plazo el próximo estándar de la industria al nivel de Excel, Word o Chrome. Una herramienta de inteligencia de negocios para hacer análisis de datos en forma simple y con resultados concretos en apenas minutos. Maravilloso recurso para los que estamos de algún modo vinculados al mundo de los negocios.
Pero la consecuencia del contexto que más me impactó y sin pensarlo derivó en un activo maravilloso, fué tener que estar en casa a tiempo completo. Antes aclarar que gozo del invaluable privilegio de administrar mis tiempos a voluntad, y esto me permite compartir en familia toda ocasión que lo requiera. Pero descubrí felíz que estar en el día a día del hogar me permitió profundizar vínculos a un nivel desconocidos con cada uno de mis siete hijos. Siempre tuve muy buena relación con todos ellos, pero no imaginaba las mieles que derivan de convivir en intensidad estas nuevas vivencias. Y así fué que reconocí los acertados consejos que mi esposa me sugiriera gentilmente durante años.
Voy con la última certeza. Esto va a pasar en algún momento, como pasa con todas las cosas, la buena noticia es que está de nuestro lado decidir cuánto tiempo ponemos en WhatsApp, Netflix, TikTok, Instagram, facebook…, y cuánto a las cosas importantes, para que finalmente en aquél aún lejano día después estemos realmente fortalecidos, seamos mejores, y lleguemos mucho más preparados que en ese día cero de la pandemia global.
Guillermo Conti
CEO SIGMMA S.A.